Cada
objeto de cerámica está sujeto al escrutinio de un punto de vista
completamente económico. La conveniencia de dicho análisis es
indiscutible, ya que revela una importante dimensión del objeto,
estrechamente relacionado con las múltiples facetas que puede
representar: estéticas, funcionales, técnicas, sociales y
simbólicas.
Las
vajillas finas, aunque también son objeto de los mismos factores de
cambio que afectan a las vajillas utilitarias, son más sensitivas a
la influencia de estilo por razones de prestigio, ya que son
manufacturadas para consumidores. Pueden incorporar fácilmente
elementos de moda, tales como pestaña basal, base pedestal, ciertos
diseños, pintura negativa, etcétera. Puesto que eran objeto de
importación, y como constituían artículos de comercio
aristocrático, había más contacto y estímulo para la imitación e
innovación.
1.4.
LA CERÁMICA PREHISPÁNICA EN EL SALVADOR.
Por
consiguiente, en El Salvador, la cerámica que se manufacturó en el
período prehispánico fue de importancia por ser muy apreciada, a
tal grado de generar demanda desde otros lugares de la región, como
por ejemplo, la tradición batik usuluteco, que se difundió
extensamente durante el período Formativo o Preclásico Tardío
hasta el Clásico Temprano; pero no se puede asegurar que la cerámica
en general se desarrollara de forma individual totalmente, si no que
se ve influenciada por diferentes migraciones de grupos culturales,
tales como la última de ellas, ocurrida en el año 900 de la era
cristiana (período post-clásico) en que entran al territorio los
Nahuas o Pipiles y dan vida a Cihuatán y a otros estilos de
cerámica, entre los complejos cerámicos reportados en el área de
El Salvador, se puede mencionar: la cerámica Marihua, el Batik
Usuluteco, Copador, Polícromo Banderas, Salúa, Plomizo, Polícromo
Campana.
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