jueves, 6 de noviembre de 2014





CUADRO N° 1
MARCO GENERAL DE LAS CULTURAS PREHISPÁNICAS EN EL
ACTUAL TERRITORIO DE EL SALVADOR
Período Preclásico 1500 a.c.-250 d.c.
RASGOS GENERALES


GENERALIDAD
CERÁMICA


CERÁMICA EN EL
SALVADOR
Se desarrolla una etapa más
avanzada que la aldeana o tribal, las comunidades agrícolas y de pescadores se mantienen.
En esta etapa se construyen los primeros centros ceremoniales para una sociedad compleja y estratificada, formada por una casta sacerdotal, una religión, por artesanos de tiempo completo y por un comercio intensificado.
En estas sociedades existe una
organización interna avanzada,
pues hay señores, sacerdotes,
artesanos especializados en la alfarería, construcción, carpintería, tejido, tallado en piedra; comerciantes, pintores, músicos y campesinos. La sociedad es perfectamente capaz de dominar su ambiente, de proporcionarse el alimento, construye incipiente centros ceremoniales y desarrolla y amplía sus conceptos en artes, religión y conocimientos.
El arte de la cerámica se
expresa en vasijas monocromas,
por lo general en colores
negros, grises, naranja, rojos y
blancos o crema; lo mismo que
bícromas; rojo sobre blanco,
rojo sobre café, rojo sobre
crema, negro sobre crema,
también se desarrolla una
cerámica naranja-cafetosa con negativo nubloso.
Entre las formas pueden
mencionarse: Vasijas silbadoras,
incensarios con mangos, jarras o floreros, platos con anchos bordes acanalados, cuencos trípodes y vasijas miniaturas, a la vez que se modelan figurillas con los ojos
perforados, extremidades desmontables, adornos de barro, tubulares y huecas.
En El Salvador, la cerámica va
evolucionando hasta la policromía, en colores rojo y negro sobre anaranjado, también se hace muy común el negativo
Usulután y la decoración pintada
sobre estuco seco; y entre las formas también podemos agregar el aparecimiento de los vasos de paredes rectas, los vasos con vertederas, las vasijas tetrápodas, incensarios con
efigies, y se hacen frecuentes los soportes mamiformes.
PRECLÁSICO INFERIOR
O TEMPRANO
(1 500 A.C.- 900 A.C.)
En este período se forman las primeras aldeas agrícolas y sus habitantes compartían ideas de organización social, religión, arquitectura y cerámica. Mientras algunos sitios en El salvador permanecen como simples aldeas, otros van desarrollándose con rasgos culturales más avanzados. Un ejemplo de esto es la zona del valle de Chalchuapa, en el sito de El Trapiche y la porción norte de la laguna Cuzcachapa, ahí se encontró evidencia de cerámica, arquitectura, figurillas, fragmentos de obsidiana, machacadores para cortezas, sellos de barro, que indican que estos lugares fueron seleccionados como áreas de asentamientos por grupos poblacionales que llegaron a El salvador durante el período preclásico temprano.
Se ha llegado a plantear que este movimiento migratorio se da por la búsqueda de tierras para cultivar maíz, aunque, hasta la fecha no se han encontrado rastros de cultivos en la zona de Chalchuapa.
PRECLÁSICO MEDIO
(900 A.C.- 500/ 400
A.C.)
En este período los asentamientos en El Salvador proceden de Chalchuapa, San Nicolás y Atiquizaya (Ahuachapan); Atalaya y barra ciega (Sonsonate); Jayaque y Antiguo Cuzcatlán (La Libertad) , el perical, barranco Tovar y cerro el zapote (San Salvador).
Estos asentamientos presentaban varias características en común: poseían una estructura social estratificada, contaban con tecnología manufacturera sofisticada y usaban algunos bienes importados, en especial la jadeita y la obsidiana.
PRECLÁSICO TARDÍO
(500/400 A.C.-200/250
D.C.)
En este período existe una clara ocupación de varios asentamientos en las regiones occidental, central y oriental de El Salvador. Un sitio importante correspondiente a este período es Santa Leticia, en Ahuachapán, formado por numerosos montículos y plataformas, varias esculturas entre las que destacan individuos obesos.
Chalchuapa fue uno de los sitios más grandes del sureste de Mesoamérica, que mantuvo una fuerte relación con los sitios de las tierras bajas mayas; estos contactos se hacen evidentes por una estela con glifos encontrada en la estructura E3-1 de El trapiche; y la cerámica “Usulutan”, que se distingue por su decoración en negativo, y que probablemente fue producida en la región de Chalchuapa, convirtiéndose en uno de los artículos principales de comercio en la zona Maya.
Periodo Clásico 250-1200 D.C
RASGOS SOCIALES
GENERALES
CERÁMICA


Todo el florecimiento del preclásico se vio interrumpido en ciertas regiones del país por la actividad volcánica de Ilopango,
que hizo erupción hacia el año 260 d.c. Lava y ceniza se depositaron en diferentes puntos del país cubriendo terrenos agrícolas, fuentes de agua y asentamientos humanos.
La ceniza del Ilopango que se
conoce como “tierra blanca”,
selló depósitos de materiales
en sitios como Chalchuapa y
Cara Sucia en el Occidente;
Cerro del Zapote, Loma del
tacuazín, Barranco Tovar, El
Cambio. En el Centro y probablemente algunos sitios del
Oriente del país, Los Llanitos, cerca de San Miguel.
En los grandes asentamientos del período clásico surge una nueva forma de vida que se ha llamado Urbana, cuyos centros ceremoniales fueron cuidadosamente planificados y orientados.
En ellos se obtienen numerosos
servicios, entre ellos el acceso a artesanías especializadas y de amplia difusión, por ejemplo la producción de navajitas prismáticas de obsidiana.
La religión politeísta del Clásico
parece estar dominada por el
dios de la lluvia y el trueno
(Tlaloc y Chac). Además el dios
del fuego, y una diosa de la
fertilidad, que proviene de tiempos anteriores, del periodo formativo.
Durante el clásico se observa
la aparición de artesanías especializadas, algunas de ellas producidas de forma masiva.
Además de la producción de
navajillas prismáticas de obsidianas,
se encuentra la cerámica
que fue manufacturada en grandes cantidades. La existencia
de talleres especializados en la producción de objetos específicos,
implica una división compleja del trabajo.


CLÁSICO TEMPRANO
(200 D.C.-400 D.C.)
Para el Clásico la ocupación humana continúa en el centro-noreste y occidente de El Salvador durante los siglos III y IV d.c.
La alfarería tiene continuidad estilística hasta fines de este período y esto es un indicador de afinidad étnica entre los individuos del preclásico y Clásico temprano.
El valle de Zapotitán fue un área severamente afectada por la actividad volcánica, pero el centro-norte y occidente del país no fueron abandonados totalmente.
En el caso de Quelepa que no fue afectada por la erupción del Ilopango, el Clásico temprano representa el desarrollo y florecimiento de una cultura local, logró establecer importantes lazos con poblaciones situadas en las tierras altas y después de la erupción se relacionó con grupos del sur del istmo.
Los alfareros del Clásico temprano y medio en Quelepa no fueron
influenciados por agentes externos (tales como la alfarería policroma maya y/o Teotihuacana). Esta alfarería es más similar a la del centro sur de Honduras que a la reportada en Chalchuapa y Copán.
CLÁSICO MEDIO
(400 D.C-600/650 D.C.)
Para el año 500 d.c. se vuelve a ocupar el occidente y centro del territorio salvadoreño, cuando grupos maya-chorti llegaron a colonizar dichas regiones.
La actividad constructiva se hace evidente así como la producción de cerámica en Casa Blanca y Tazumal en la zona de Chalchuapa, en algún momento del clásico temprano y durante el clásico medio siendo el primero el foco de desarrollo cultural del siguiente período. El trapiche solamente sirvió para depositar ofrendas.
CLÁSICO TARDÍO
(600/650 D.C-900 D.C.)
Durante el Clásico tardío ocurrió un florecimiento cultural en el territorio de El Salvador. La construcción de complejos arquitectónicos integrando edificios con funciones cívicosceremoniales, político-administrativos, plazas, juegos de pelota, plataformas habitacionales, etc. Son indicadores de una organización de inversión de mano de obra.
Entre los sitios representativos están: Tazumal, Cara Sucia, San Andrés, Quelepa, Los Llanitos y otros menores como Hacienda
Tula, El Cambio, Santa Teresa y Asanyamba.
San Andrés tuvo su esplendor entre 600/650 d.c.-900/1000 d.c.
ya que funcionó como un importante centro cívico-político que ejerció dominio en los asentamientos menores del valle de Zapotitán.
Postclásico 900d.C-1524 D.C
RASGOS SOCIALES
GENERALES


CERÁMICA


Al período comprendido entre
900 d.C- 1200 d.C.,se le define
como una etapa de inestabilidad de la que surge un nuevo sistema dominado por los estados seculares. Se gestan los patrones básicos que desarrollarían y definirían al postclásico mesoaméricano.
En este período las cerámicas
locales salvadoreñas y aquellas
de comercio como la Nicoya
polícroma y la Tohil plomiza son contemporáneas.





Se podría decir que ciertas expresiones cerámicas responden a los períodos antes mencionados, los cuales se diferencian por cambios sociales, influencias migratorias y otros fenómenos que contribuyeron al cambio en la vida de las personas, en el desarrollo de sus sociedades y por consiguiente en la cerámica.
En materia de cerámica, específicamente, el arqueólogo Vicente Genovez amplía la información sobre los referentes de ésta, en torno a los tres períodos principales de la historia prehispánica salvadoreña en su escrito: Al Pasado por el Barro: La Cerámica
Prehispánica de El Salvador‖34 en el siguiente esquema de desarrollo de este arte:
1.4.1. Período Preclásico.
En acuerdo con los resultados de estudios llevados a cabo en las costas de Ahuachapán durante la segunda mitad de la década de los años ochenta, la cerámica encontrada en El
Carmen, cerca de los manglares, es la más antigua conocida hasta ahora en El Salvador.
Estos materiales fueron fechados entre 1,600 y 1,100 antes de Cristo; es decir, tienen en promedio más de 3,400 años. Hasta el momento, estos hallazgos marcan en territorio salvadoreño el inicio del período Preclásico, que se proyecta hasta 200 ó 300 años después de Cristo, con casi 2,000 años de duración. El Preclásico es frecuentemente dividido en períodos menores.


Aunque no se han encontrado piezas completas de la cerámica más antigua, se sabe que una de las vasijas más comunes eran los cuencos de boca muy restringida, llamados ―tecomates‖ (que no se parecen a los recipientes de dos cuerpos que se utilizan en El Salvador para guardar agua), muchos de los cuales fueron decorados con pintura roja en el borde, así como con punzadas, rayones e impresiones con olotes, conchas y otros artefactos en zonas de su cuerpo.
También se ha registrado cerámica muy antigua en Chalchuapa, Santa Ana, y la Cuenca del Paraíso o Alto Lempa, en la zona del Cerrón Grande. En ambos casos, sin embargo, no es tan antigua como la de El Carmen. Todas las muestras representan ocupación humana asignada al Preclásico Temprano (1,500-900 antes de Cristo).
En cuanto a la cerámica del Preclásico Medio (hacia el año 600 antes de Cristo), los tecomates o cuencos de boca restringida ya no fueron las vasijas más comunes. Se fabricaron otros cuencos menos profundos y con bandas en bulto circundantes llamadas ―pestañas‖, a la mitad de sus cuerpos o debajo de sus bordes. Durante siglos y acercándose al primer milenio de nuestra era, se crearon nuevas vajillas, en muchos casos de mejores acabados que las anteriores, con superficies rojas y naranjas muy pulidas. Aunque aparece alfarería fina (probablemente para servicio), siguen produciéndose numerosas vajillas burdas llamadas ―utilitarias‖, pues su función básica es servir como recipientes para almacenar o preparar alimentos, así como transportar o almacenar agua, vasijas que siempre están presentes en cualquier sociedad con fuerte tradición de alfarería.




Una de las lozas más conocidas del Preclásico es la ―Usulután‖, que domina durante la parte tardía y cuya producción se prolonga al período Clásico, al menos en algunos lugares de El Salvador. Ejemplares de este grupo cerámico-estilístico han sido encontrados en todo el sur de Mesoamérica, incluyendo Belice, Yucatán, Guatemala y Honduras.
Muchas vasijas presentan contrastes en colores naranja y crema o tonalidades dentro de esa gama, debido a la característica decoración en ―negativo‖ mediante la técnica ―fugitiva‖ de aplicación de los pigmentos. La técnica también es conocida como ―batik"




Del Preclásico también se conocen grandes incensarios de tres picos, casi siempre con decoración a pastillaje de apariencia humana.
Cerámica negra y café, de engobe rojo lustroso (por ejemplo del grupo Santa Tecla Rojo) y grafito en acanaladuras, también está presente.
Son numerosos los cuencos y platos hondos de cuerpos facetados y efigies modeladas, así como con tres o cuatro soportes (patas) en forma de botones, conitos o mamas (mamiformes), estos últimos durante los primeros tres siglos de nuestra era (0-300 d. C.).



Las figurillas con apariencia de mujeres sentadas o de pie, de grandes caderas, hombros anchos y piernas gordas, en estado de gravidez o cargando niñas o niños, también fueron comunes durante el Preclásico, sobre todo en la parte media y tardía, entre los años 500 antes de Cristo y 100 después de Cristo.
El estilo más conocido quizá sea el denominado Bolinas, cuyos ejemplares -además de los rasgos mencionados- también muestran lo que puede considerarse la indumentaria femenina de la época. Entre otros productos cerámicos del Formativo pueden también mencionarse sellos, anillos diversos y efigies-hongo. (Genovez, 2010, comunicación personal).


1.4.2. Período Clásico.
Delicadas lozas y vajillas finas policromas fueron bienes cerámicos de gran demanda durante el período Clásico. Entre los más conocidos se tienen Copador, Arambala, Gualpopa, Policromo Campana, Machacal, Chancala, Salúa, Tiquisate, Chalate Tallado (Entallado), Rojo sobre Naranja Oriental, Quelepa Policromo, Delirio Rojo y algunos más. Vasijas utilitarias de gran distribución también fueron comunes; la vajilla Guazapa (incluyendo las de engobe raspado) es una de las diagnósticas para dicho período (Genovez, 2010, comunicación personal). Frascos miniatura pudieron haber llegado de la zona del Motagua en Guatemala, junto con otros productos del lugar como el jade. Incensarios teotihuacanos también se han encontrado en Tazumal, lo que se interpreta como presencia de idiosincrasia religiosa del centro de México entre los pobladores locales, en un intento de ganar prestigio fundado en estrechas relaciones con Teotihuacan como gran urbe.

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